martes, octubre 19, 2010

Hacienda, el SAS y la seguridad

Los certificados digitales permiten una relación segura y cómoda entre los ciudadanos y las administraciones de todo tipo; se pueden hacer múltiples gestiones desde el ordenador de casa, sin necesidad de someterse a la pena de cola y ventanilla. El camino lo abrió Hacienda, siempre dispuesta a lubricar su penetración contra natura en la economía del ciudadano, y luego se han ido incorporando casi todos los órganos del Estado.
Yo hace años que tengo el certificado que emite la FNMT, y desde luego todos los contactos con Hacienda, que implican movimientos de dinero, los realizo por internet. Nunca he tenido el menor problema, ni tampoco que yo sepa se han referido en la prensa incidentes de seguridad. Esto me hace pensar que el sistema establecido debe ser a prueba de háckeres.
Quien no piensa como Hacienda y yo es el SAS, cuyo sistema de reconocimiento de certificados es especial y, según mi experiencia, parcial: funciona si quieres pedir o cambiar cita con el médico de cabecera, pero ¡ay de ti si se te ocurre intentar modificar tus datos o presentar una reclamación! Ahí aparecen las incompatibilidades entre tu navegador -sea el que sea, que sólo puede ser Firefox o Explorer- y el berroqueño sistema de seguridad del SAS: te falta tal o cual plugin de java (versión 1.4), tienes que descargarte tales o cuales archivos jar, y, por último, para instalarlos te dan estas instrucciones:
"Copiar todos los ficheros incluidos en el archivo comprimido jss3.zip en un directorio incluido en el java.library.path. NOTA: Un directorio válido sería por ejemplo: c:\winnt\system32\ o c:\windows\system32".



Clarísimo, ¿verdad?
En fin, he perdido varias horas (estoy jubilado, ¿qué pasa?) intentando desvelar el enigma, pero he fracasado. Adjunto una captura de pantalla por si alguien la entiende y me puede iluminar.
Algún día escribiré sobre el misterio del anulador de citas sin rastro, otra de las negras facetas del sistema informático de nuestro querido SAS.
Por ahora, me quedo viendo cabalgar triunfante al tristemente famoso Diraya -palabra árabe que, como todo el mundo sabe, significa comprehensión, percepción o conocimiento perfecto-.
(Pese a todo, sigo defendiendo la Sanidad Pública. ¡Qué le vamos a hacer!)

domingo, octubre 17, 2010

El nazi "Arbeit match frei", actualizado

de Tmartinez Martinez, el Domingo, 17 de octubre de 2010 a las 12:30
Entrada al campo de Auschwitz-Birkenau, tras la liberación
"Arbeit match frei" ("el trabajo nos hace libres"), el lema que daba a la bienvenida a los campos de concentración y exterminio nazis, vibra en la misma cínica frecuencia que el "Trabajar más, cobrar menos" de Díaz Ferrán como fórmula para salir de la crisis.
De ahí a la "modesta proposición" de Jonathan Swift de que los obreros se coman a sus hijos para no pasar hambre va tan poca distancia como de la "lideresa" Aguirre al Tea Party, o lo que es lo mismo, a una sociedad sin leyes, sólo con dios y amo.
Naturalmente, esto no se me ha ocurrido a mí solo; la fuente de inspiración es el artículo de Alejandro V. García que publica hoy en "Diario de Cádiz" (http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/813664/una/modesta/proposicion.html):

JONATHAN Swift propuso en un célebre (y modesto) panfleto dirigido a la nación irlandesa que las familias pobres se comieran a sus hijos para que no llegaran a convertirse en una carga para sus padres. Aunque nuestros avatares económicos son casi iguales a los de la Irlanda en el siglo XVIII no creo que, por el momento, sea menester recurrir a ninguna forma de canibalismo fraterno. Esta es mi modesta proposición para reformar el mercado. Eliminar los contratos de trabajado indefinidos y proclamar la precariedad como un derecho innato. Por convicción liberal, el despido será siempre libre. Las empresas lucirán en su frontispicio la frase del presidente de la CEOE, Díaz Ferrán: "Más trabajo, menos sueldo". El rigor mortis será la única prueba admitida para la jubilación, lo que llevará aparejado una subvención para coronas y recordatorios. Los sindicatos, al paredón. Se eliminan los sueldos a los políticos y, por tanto, los políticos mismos. Se suprimen los gastos electorales y las elecciones. Desaparecen los traductores del Senado, los ujieres, los ordenanzas, los escribanos y el propio Senado. Se disuelve el Congreso. Las comunidades autónomas aplicarán el mismo método hasta reducir al absurdo el Estado de las autonomías. A partir de aquí, las familias pobres estarán autorizadas comerse a los hijos (y a sus amigos, vecinos y enemigos).                                                                                                                                           

viernes, octubre 01, 2010

Cinesur: ¿No les da vergüenza?

Carta que acabo de enviar a Cinesur, empresa de los multicines "Bahía de Cádiz":

Anoche pagué dieciséis euros por asistir a la proyección en directo, y supuestamente en alta definición, de la ópera "RISE&FALL of the CITY of MAHAGONNY". En directo lo fue, pero no en alta definición, ni siquiera en definición estándar: fue una lamentable proyección de mala televisión de pueblo, velada, carente de brillo y color, como reflejada en un espejo sucio. Dado que las críticas hablan del espectáculo excepcional que se vio en Madrid, parece que el desaguisado es directamente imputable a quienes manipularon y proyectaron la señal de satélite.
¿No les da vergüenza?
No es la primera vez que me dirijo a Cinesur para protestar por el maltrato que reciben las películas -y los espectadores en consecuencia- en los cines Bahía de Cádiz. Cada vez con más frecuencia me salgo del cine antes que soportar pantallas de bordes difusos, imágenes sin enfocar, copias de colorido uniforme (¡el desastre de la última de Woody Allen!)... el desprecio por la imagen. Y, naturalmente, cada vez me lo pienso más antes de desplazarme, temiendo encontrarme con lo que es más que frecuente en sus cines. Y cada vez voy menos al cine.
He presentado varias reclamaciones oficiales, a las que he recibido corteses respuestas de ustedes, y tras las cuales todo ha seguido igual. Por eso, no voy a molestarme más.
Y se quejan ustedes de la caída de asistencia a los cines...
¿No les da vergüenza?