lunes, noviembre 05, 2012

Demasiados para tan pocos


Manifestación de los ex de Delphi, a su llegada este mediodía a Cádiz. Delante, dos furgones de la policía, y detrás, otros dos, más otros tantos de antidisturbios que no me cabían en la foto, y un patrullero de la Benemérita. Una pasta nos ha costado este afán intimidatorio del Gobierno.

domingo, noviembre 04, 2012

Sobre periodismo, ficción y realidad


La gran Maruja Torres publica hoy en "El País Semanal" un artículo titulado "De Lou Grant a Will Mcavoy"*, en el que relaciona la legendaria serie de televisión de los años 80 del siglo pasado - menores, abstenerse - y la actual y al parecer exitosa "Newsroom", sobre el fondo angustioso del inminente ERE de El País.
El caso es que yo, después de ver los primeros veinte minutos de "Newsroom", me he negado a sumergirme en el almíbar romantizado o romanticismo almibarado de esta serie, tan irreal como el periodismo (americano) que retrata. Pero no critico que a los más jóvenes y a otros maduros les pueda parecer tan atractivo - e incluso ejemplar- como lo fue para mí "Lou Grant".
Volviendo a Maruja Torres, la gran periodista de carne y hueso no se queda en el babeo, sino que utiliza "Newsroom" serie para denunciar, por analogía, el proceso de aniquilación de periodistas que se debe estar llevando a cabo estos días en la redacción de El País:

"[La propietaria dice] cómo piensa hacer para despedir a su presentador, siendo este una estrella intocable: “Creando el contexto”, dice. Pensémoslo bien. Un contexto es, sobre todo en periodismo, cuestión de palabras. Cuestión de calumnias. A McAvoy empiezan por tenderle insidiosas trampas sexuales, y el escándalo salta a los medios. A otros se les descalifica con insistencia, por motivos de edad o de falta de cualificación tecnológica".

En fin...
Cuando he terminado el artículo, se me ha ocurrido bucear en el archivo de El País para ver qué había sido de Lou Grant y de su protagonista. Esta es la perla que he encontrado:

(22 de mayo de 1984).
El actor Edward Asner, Lou Grant en la serie de televisión que lleva su nombre, llegó ayer a Barcelona invitado por TV-3. El actor explicó que la serie fue suprimida de la televisión estadounidense por haber hecho donación de 25.000 dólares (unos 4 millones de pesetas) en ayuda médica a El Salvador. Asner añadió que no deseaba volver a ser Lou Grant y que rodará una serie humorística.

Como siempre, la realidad supera a la ficción.
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*El artículo lo reproduzco más abajo porque todavía no lo han colgado en la web.


De Lou Grant a Will Mcavoy

A los periodistas de edad declarada inservible para el oficio, y a mí misma, nos marcó mucho la serie Lou Grant, de gran éxito en España en los años ochenta, que transcurría en la redacción deun diario impreso de Los Ángeles, y que tenía a un rudo y muy humano Edward Asner como principal personaje, un jefe de la sección de noticias locales a quien los periodistas de no ficción adorábamos. No había por entonces pocos jefes que presumían de parecerse, ni faltaban tampoco redactores que se repartían los papeles de la serie, identificándose con este o aquel carácter. Algunos incluso se parecían de verdad. Eran tiempos plenos de energía en los que si alguien hubiera aventurado la decadencia que algún día viviríamos, le habríamos descalificado a carcajadas. Claro que por entonces también bailábamos con el amo durante la verbena anual. Otros tiempos, ya digo. Ver ahora la serie provoca llanto. Sobre todo porque Lou Grant contenía un detalle genial: se trataba de un periodista que venía de la tele (la serie era un spinoff de El show de Mary Tyler Moore), pero que defendía el periodismo escrito: “Yo empecé en un diario”, solía recordar Lou con orgullo. Es decir, se reivindicaba la prensa por partida doble: en el propio guion, que en cada episodio planteaba un “caso”, es decir, un reportaje, y por el hecho de que lo de Mary Tyler Moore (creo que aquí se llamó La chica de la tele) había sido una comedieta de media hora, y Lou Grant, una serie dramática de una hora de duración. Ya ven, lo contrario del momento actual, en que las investigaciones de fuste son sustituidas por pildoritas o pantallazos debido a que esa suprema tontería que a mí me dijo un jefe con hombreras, “a la gente no le gusta leer”, ha acabado convirtiéndose en un lema que hasta el que asó la manteca puede seguir. Lo que por entonces contesté fue: “Será a ti. Amíme leen”. Pero hoy día ya no podemos ponernos gallitos, porque ni siquiera tenemos detrás a la ficción secundándonos.
Hablemos de The Newsroom, la serie de Aaron Sorkin para HBO que actualmente podemos seguir en Canal + y que, aun--que irregular, me gusta mucho porque siempre hay inteligencia suelta y porque me vuelve loca uno de los personajes, Charlie Skinner, presidente de la división de noticias de la cadena de televisión que produce el programa de Will McAvoy, el presentador superestrella. Skinner, interpretado por el gran Sam Waterston, es un superviviente de una era mejor que ha elegido como anchor man a un hombre y a una productora comprometidos con la honestidad profesional. Pues bien, cuando contemplamos las luchas de Skinner y su equipo con Jane Fonda, la dueña del canal, y el empecinamiento con que tratan de sacar su proyecto adelante, hay una seguridad que podemos tener: y es que no hace falta que transcurran dos décadas, ni siquiera una, ni tan solo un año, ni un día, para llorar a mares por el oficio en peligro. Porque los afanes de la serie parecen de ciencia ficción. Y constatarlo duele. 
Sin embargo, la serie está llena de zarpazos de realidad, como esa propietaria dotada de un nombre muy oportuno –Leona– que, en un momento dado, expone a Skinner cómo piensa hacer para despedir a su presentador, siendo este una estrella intocable: “Creando el contexto”, dice. Pensémoslo bien. Un contexto es, sobre todo en periodismo, cuestión de palabras. Cuestión de calumnias. A McAvoy empiezan por tenderle insidiosas trampas sexuales, y el escándalo salta a los medios. A otros se les descalifica con insistencia, por motivos de edad o de falta de cualificación tecnológica.