José Aguilar escribe hoy en "Diario de Cádiz" un comentario virulento contra la modificación legal que han acordado PSOE y PP - ellos solitos - para obligar a las televisiones privadas a repartir proporcionalmente el tiempo dedicado a la información política durante las campañas electorales. Dice que "han decidido extender la aberración a las televisiones privadas, que serán más privadas que nunca: privadas de la libertad de información, que consiste, entre otras cosas, en la libertad de seleccionar las noticias y asignarles la duración que estimen oportuna."
Fijar un esquema mínimo de objetividad para 15 días de campaña oficial no sirve para nada, pero puede tapar las vergüenzas de un sistema de comunicación público oligopólico y sesgadísimo.
Y por cierto: creo recordar que la televisión es un "servicio público esencial" que se presta en régimen de concesión administrativa.