jueves, agosto 11, 2011

Por qué me quejo de los cines gaditanos, cap. CCIII

La última película que he visto en los multicines del centro de Cádiz ha sido Midnight Paris, de Woody Allen. Entre un ruido de origen desconocido y la proyección con bombilla de 40w, no me enteré de nada. En fin, ya la veré en condiciones cuando la pasen por la tele. Mientras pueda, me mantendré alejado de ese antro. Días más tarde leí lo que sigue:

"La mayoría de las salas comerciales utilizan sus proyectores a la mitad de la potencia lumínica porque así ahorran en energía y recambios. Eso debe ser muy bueno para ellos, pero para el espectador es un desastre; por eso, cuando vas a ver una película en 3D todo es oscuro y confuso. Nosotros proyectamos al 100% de potencia. ¿Que es más caro? Sí, pero la calidad no tiene parangón. " 

El párrafo aparecía en el reportaje que El País publicó hace unas semanas  sobre Austin, ciudad de Texas (EEUU), la nueva Meca del cine. Oferta variada, confort y calidad de proyección son las claves del gran negocio en que se ha convertido allí la exhibición de películas.

"La gente está harta de palomitas de mierda, refrescos imbebibles, anuncios que nunca se acaban, tíos que hablan en la película o asientos en malas condiciones", dice Lars Nilsen, gerente de un gran multicines. Antes de que arranque el filme truena por los altavoces la marcha imperial de La guerra de las galaxias y aparece un anuncio en pantalla: "A partir de ahora se declara esta sala zona silenciosa. Así que apaga tu móvil y cállate o pondremos tu culo de patitas en la calle". 

Vamos: igualito que en Cádiz.

http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Austin/meca/cine/elpten/20110716elpepirdv_1/Tes

1 comentario:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Tienes mucha razón, Tomás. Hay gente en el cine que se comporta como en el patio del colegio.
Saludos veraniegos.